Una sentencia de mi abuelo dice que en el mar hay todo lo que hay en la tierra y mucho más. Lechugas de mar, caballitos de mar, lirios de mar… Incluso, virus de mar…
Los cianófagos son virus de tipo bacteriófago que infectan a unas algas procariotas unicelulares que responden al nombre de cianobacterias. Si los cianófagos hablasen… ¿Se imaginan? Se encontrarían con una cianobacteria en cualquier mar u océano y le espetarían: “¿Fotosintética tú? Tú no tienes ni idea de lo que es hacer fotosíntesis. Nosotros vamos a hacer de ti una auténtica máquina de producir oxígeno”. La cianobacteria perdería así su independencia, pasando a ser esclava de los crueles instructores.
Salvo por la capacidad parlante de estos dictadores víricos, encuentros como el referido no deben distar demasiado de la realidad… Según un reciente estudio, estos virus marinos albergan en su genoma las instrucciones necesarias para generar una maquinaria fotosintética ultraeficiente, una versión mejorada del denominado fotosistema I. Al parecer, el juguetito del fago acuático no se limitaría a captar electrones de aquellas proteínas integrantes de la cadena fotosintética sino que también podría obtenerlos de otros polipéptidos, produciendo mucha más de energía.
Así, cuando una cianobacteria es infectada, su fotosistema deja de estar operativo en favor del vírico. Como resultado, la cianobacteria se transforma en una factoría verde de exacerbada productividad, quedando el resto de sus funciones celulares relegadas a un tercer plano. Es la triste historia de una marioneta color turquesa a merced de los virus del mar.
Los cianófagos son virus de tipo bacteriófago que infectan a unas algas procariotas unicelulares que responden al nombre de cianobacterias. Si los cianófagos hablasen… ¿Se imaginan? Se encontrarían con una cianobacteria en cualquier mar u océano y le espetarían: “¿Fotosintética tú? Tú no tienes ni idea de lo que es hacer fotosíntesis. Nosotros vamos a hacer de ti una auténtica máquina de producir oxígeno”. La cianobacteria perdería así su independencia, pasando a ser esclava de los crueles instructores.
Salvo por la capacidad parlante de estos dictadores víricos, encuentros como el referido no deben distar demasiado de la realidad… Según un reciente estudio, estos virus marinos albergan en su genoma las instrucciones necesarias para generar una maquinaria fotosintética ultraeficiente, una versión mejorada del denominado fotosistema I. Al parecer, el juguetito del fago acuático no se limitaría a captar electrones de aquellas proteínas integrantes de la cadena fotosintética sino que también podría obtenerlos de otros polipéptidos, produciendo mucha más de energía.
Así, cuando una cianobacteria es infectada, su fotosistema deja de estar operativo en favor del vírico. Como resultado, la cianobacteria se transforma en una factoría verde de exacerbada productividad, quedando el resto de sus funciones celulares relegadas a un tercer plano. Es la triste historia de una marioneta color turquesa a merced de los virus del mar.
Información tomada de: NewScientist
Imágenes originales del fotomontaje tomadas de:
ProPortal of Massachusetts Institute of Technology
Zyvex Labs
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2 comentarios:
"Una sentencia de mi abuelo dice que en el mar hay todo lo que hay en la tierra y mucho más. Lechugas de mar, caballitos de mar, lirios de mar… Incluso, virus de mar…"
La entrada como siempre es muy interesante, pero lo que de verdad otorga otro sentido a esta información es la sentencia de tu abuelo. Qué gran hombre, sí señor...
Un señor que todo lo que no tienen los virus de parlante, lo tiene él. Y tiene otra teoría sobre el mar que no sé si te he comentado alguna vez pero esa me la guardo...
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