12 enero 2011

Réquiem por el sauce ausente


Érase un papamoscas cerrojillo, un abejaruco inesperado, un incesante verdecillo, un garrapinos perjudicado. Érase los cuatro protagonistas de cuatro fotos tomadas desde la que siempre fue mi ventana. Posaban todos en las ramillas de un sauce, un sauce que siempre estuvo ahí. No era especialmente bonito, mas era el sauce de mi jardín. Carboneros, herrerillos, mosquiteros o gorriones. Palomas, mirlos, urracas o verderones. Muchos eran los asiduos a él. Ayer, una amarga mezcolanza de rabia y tristeza se apoderaba de mí. Ayer, ya no había sauce.

Todavía quedan algunas semanas para que vuele del nido y deje atrás mi jardín, mi hot-spot. Aún así, parece que el destino se ha dado bastante prisa en desmantelar un pedacito del decorado que asomaba desde más allá de mi ventana. Le ha faltado tiempo.