25 febrero 2012

De pe a pa

Érase una vez unos diabólicos entes deformes que sembraban el caos aquí y allá. Otrora los priones fueron proteínas mas un día sus caminos torciéronse y torcidos torcieron el destino de muchas células. Y hasta a las vacas tornaron locas.


Pero como nada es blanco y nada es negro, sino todo lo contrario, se supo un día de un prión redimido que salvó, y salva aún hoy en día, a muchas células. Permítanme, antes de continuar, que desempolve al que fue, es y será el diminuto abanderado de este rincón: el cuentacuentos ribosomal.

El viejo orgánulo lee, hasta donde sabíamos, una determinada región del mensajero de acuerdo a sus ancestrales códigos. Sin embargo, bajo condiciones ambientales extremas, el ribosoma de Saccharomyces cerevisiae ve como uno de sus asistentes proteicos muta a benévolo ente deforme.

El renovado ayudante deja así de marcar el inicio y final de la lectura; el cuentacuentos, por su parte, lee íntegro los mensajeros de pe a pa, generándose una nueva colección proteica que, con un poco de suerte, ayudará a enfrentarse al nuevo ambiente e incrementará la supervivencia celular. Y si perduran las vacas flacas, los deformes asistentes pasarán a la descendencia, se perpetuarán.

Nada de modificaciones genéticas. Nada de modificaciones epigenéticas. Intrigante, fascinante. Hay quien dice que es un nuevo tipo de evolución... Dejémoslo en estrategia adaptativa, que ya es mucho.



Información tomada de: NewScientist
Imágenes originales tomadas de:
Protein Data Bank
Lannyland
InternetPhotos