28 febrero 2007

El regreso de las grullas

Serían las dos y media de la tarde. Estábamos en el merendero de la Facultad de Biología (Universidad de Alcalá) cuando empezamos a oír un ruido extraño... Su intensidad fue en aumento hasta que, para algunos, dejó de ser extraño... Miramos al cielo y nos encontramos con el espectáculo...

Sé que las fotos son de malísima calidad pero aquí las cuelgo. Algo es algo, ¿no?

27 febrero 2007

El ébola verde

Miconia calvescens. De origen mexicano, esta planta de bello porte ha fascinado a toda la comunidad botánica desde su descubrimiento a mitades del siglo XIX. Tanto es así que pronto se convirtió en una de las joyas de los patios y jardines hawaianos... Con el tiempo, se vió que también era una bomba de relojería... Un pajarillo encendió la mecha.

El ojiblanco japonés (Zosterops japonica) fue el dispersor de las fatídicas semillas. Cientos de Miconias fueron apareciendo por los bosques de todo Hawai hasta invadir la isla... Las hermosas hojas de la especie invasora comenzaron a hacer sombra a los árboles autóctonos, comenzaron a sustituirlos...

A día de hoy, la planta mexicana tiene en jaque a la isla. Sus raíces débiles han sustituido al intricado sistema radicular que le precedía. El efecto está siendo devastador. Los corrimientos de tierra y la erosión amenazan flora y fauna. Por desgracia, no sólo se está produciendo la pérdida de los ecosistemas emergidos... Los aluviones de sedimentos que llegan a la costa suponen un grave peligro para la biodiversidad del arrecife coralino.

Sin embargo, la sombra de la Miconia no ha impedido que se vislumbre un destello de esperanza. Mucha es la gente que está llevando a cabo un gran esfuerzo para plantar cara al problema. El ecólogo y botánico David Duffy es uno de ellos... De manera agridulce, se refiere a la Miconia como el ébola verde... Desde luego, razones no le faltan.


Más información en: Operation Miconia Hawaii

Imágenes tomadas de:

Wikipedia

The Royal Photographic Society

25 febrero 2007

Taller de bricolaje

Escenario por excelencia de miles de documentales, la sabana africana se convierte hoy en el escenario de estas líneas...

Nos encontramos en Senegal. Bajo la atenta mirada de Pruetz y Bertolani, un macho joven de chimpancé (Pan troglodytes) arranca una rama de un árbol... Rápidamente, se reúne con las hembras de la comunidad. Los machos adultos no participan del taller de bricolaje que se está celebrando... Parecen no entender las nuevas tendencias evolutivas.

En otro punto, un gálago menor (Galago senegalensis) entra en una oquedad de un tronco. Se siente seguro, protegido. No se imagina que puede ser la última vez que se vaya a acostar...

El taller de bricolaje sigue su curso. Los participantes se afanan en quitar todas las hojas y ramitas al eje central. Algunos de ellos afilan el extremo con sus dientes. En ese momento, una hembra joven se levanta... Parece estar orgullosa de su nueva lanza. La caza va a comenzar de un momento a otro.

Nuestra hembra se dirige, lanza en mano, hacia un tronco. Lo mira detenidamente... Parece haber elegido un pequeño hueco para probar su nueva arma. Con todas sus fuerzas, clava su lanza dentro del tronco. No hubo suerte.

Nuestro gálago sigue durmiendo plácidamente ajeno a lo que está sucediendo fuera. De momento.

Otra hembra joven ya ha elegido su blanco... Ha elegido bien. El gálago atravesado no se mueve ni hace ruido alguno. Quizás esté ya muerto... Por suerte, nuestro protagonista ha salvado su pellejo. Sigue durmiendo plácidamente. De momento.

Información tomada de: BBC
Información original: Current Biology
Imágenes tomadas de:
JJPhoto.dk
Ministerio de Medioambiente, Aguas y Bosques de Madagascar

22 febrero 2007

Puntaditas proteicas

Cuando el universo proteico extiende alguno de sus infinitos tentáculos hacia el campo de la biotecnología, cabe la posibilidad de obtener algún que otro resultado curioso… Vayan enhebrando la aguja que hoy hilamos fino; hoy dirigimos nuestra mirada hacia los trajes espaciales.

Uno de los mayores problemas que se presentan en los viajes espaciales es el suministro energético durante la misión… Paneles solares y baterías cargadas antes del despegue son las únicas armas con las que cuentan los astronautas… Quizás dando unas puntaditas…

Volvamos a la Tierra... Hace unos días, un laboratorio de Massachussets dio a conocer uno de los proyectos en los que está inmerso. La investigación que llevan a cabo radica en el empleo de una proteína, denominada prestina, en la confección de trajes espaciales. Localizada en el órgano de Corti (oído interno), la prestina tiene la capacidad de transformar pequeñas diferencias de potencial en contracciones celulares con el objetivo de amplificar la señal sonora. La ventaja de este polipéptido es que vale para un roto y un descosido ya que es capaz de funcionar de manera inversa. Dicho de otra manera, la prestina puede transformar pequeñas microvariaciones en corrientes eléctricas del orden de nanovoltios…

¿La idea? Tapizar todo el traje espacial de prestina para generar, a partir de los movimientos de los astronautas, una cantidad de electricidad suficiente para recargar pequeñas baterías. Menos da una piedra. ¿Curioso no? Pues aún hay más. Para captar de manera eficiente las nanocorrientes eléctricas se emplearían los pili de bacterias pertenecientes al género Geobacter

Desde luego no se les puede negar la originalidad a los de Massachussets. Tampoco la ilusión… Ya se exprimen la cabeza pensando cómo lograr que todos los componentes del traje se autoensamblen… Recuerda un poco al cuento de la lechera… En cualquier caso, el futuro nos dirá si este proyecto es factible. Bueno… El futuro y el dinero.

Información tomada de: Motion-sensitive spacesuits could generate power

12 febrero 2007

Biología de la siesta

Si, como a mi, te gusta dormir la siesta, estás de suerte. Ya tenemos un motivo para justificarnos, si es que una buena siesta necesita justificación alguna… Una cascada metabólica nos respalda (nunca mejor dicho).

De sobra es sabido que, tras una comilona, los niveles de glucemia se incrementan notablemente. Esta alta concentración de glucosa en sangre actúa sobre los canales de potasio de unas células neurosecretoras hipotalámicas muy especiales: las neuronas de orexina. ¿Qué ocurre a continuación?

Inactivación. Ese es el efecto que provoca la glucosa en su interacción con dichas células. Como consecuencia, estas neuronas dejan de secretar el neurotransmisor orexina, encargado de mantener al organismo despierto, atento, en alerta. ¿Resultado final? Una cabezadita.

Una cabezadita… Por echar una cabezadita harían cualquier cosa aquellas personas que padecen insomnio. Quizás la solución a este problema nos la dé otro trastorno del sueño totalmente opuesto: la narcolepsia. Parece ser que esta alteración se debe a una disfunción en las células receptoras de la orexina. ¿Cómo hacer frente al insomnio? Actualmente se está ensayando un compuesto que tiene la capacidad de bloquear el receptor de la orexina. Y con la orexina fuera de juego… Cabezadita.

Además de ser más efectivo que contar ovejas, éste nuevo fármaco también alarga la fase REM del sueño, hecho que repercute positivamente en los procesos de memoria… Y ahora si me disculpan…

Información tomada de: New Scientist
Narcolepsy hints at drug for insomniacs
Why we need a siesta after dinner?