30 septiembre 2009

Mi favorito, su favorito

Dos fotos más, tomadas durante el anillamiento del pasado domingo, para cerrar el mes de septiembre…

En la primera posa un carbonero común (Parus major). Mi debilidad por él le ha llevado ya a figurar en varias entradas del rincón. Y si uno de mis pajarillos favoritos es el susodicho párido, el segundo, el petirrojo (Erithacus rubecula), lo es de mi querida alcarreña…


29 septiembre 2009

El mosquitero ibérico

Acostumbrado al amarillo icterino de los mosquiteros musicales (Phylloscopus trochilus) que había visto en las jornadas de anillamiento estivales, el mosquitero ibérico (Phylloscopus ibericus) se me antojó tostado. A pesar de su matiz otoñal, el ibérico también migra en estos días hacia tierras más cálidas para pasar allí el invierno, como ocurre con el musical y con el papialbo (Phylloscopus bonelli).

28 septiembre 2009

Amor adolescente

Ayer asistí de nuevo a una jornada de anillamiento del Grupo Aegithalos, cuyos pormenores podéis ya encontrar en el blog del colectivo. Entre las aves capturadas, destaco, en primer lugar, un macho y una hembra juveniles de curruca capirotada (Sylvia atricapilla). Los dos emplumados fueron partícipes de mi romántica fábula imaginada, perdiéndose entre los matorrales con sus anillas de compromiso. Mucho me temo que el viaje que les llevará a tierras africanas no llegará a buen puerto. Dicen que nada tiene que ver la velocidad con el tocino… Salvo en este caso. El cálido comienzo que está teniendo el otoño esta retrasando su marcha; una marcha para la que es indispensable tener unos depósitos de grasa con la que, según pudimos comprobar, no contaban nuestro par de tórtolos. Buena suerte… Os va a hacer falta.

23 septiembre 2009

Anadiómene


Ríe, llora, acabas de nacer. Abre tus alvéolos a la vida. Llena de fresca brisa de otoño tus pulmones, mientras esperas al resto de estaciones.

Mira a tu alrededor con tus curiosos ojos verdes. Deja atrás tu océano amniótico y despréndete de su calor pegajoso y sofocante. Vacía de cifras y letras tus neuronas y déjate empapar por la lluvia.

Siete, ocho, nueve meses… ¿Qué más da? Ya estás aquí. Lo importante era nacer. Lo importante era aprender. Disfruta de la luz, del agua y del cielo, de la hierba, de la arena del tiempo. Juega, duerme y despierta, camina, vuela, vive.

Bésame, abrázame, dame tu mano. Te quiero.

Torciendo el cuello para ver algo

El pasado sábado estuve practicando el arte del digiscoping desde mi ventana, tarea que en seguida se me antojo complicada por el abundante ramaje de aligustres (Ligustrum lucidum), pinos (Pinus pinea) y demás cortejo florístico asociado al parque ajardinado de mi vecindario.

Dos especies estivales de aves protagonizan esta entrada: una vista a todas horas y otra que nunca pensé que fuera vista. Es más, ni me lo había planteado.

El papamoscas cerrojillo (Ficedula hypoleuca) es un turista habitual en los veranos de mi jardín. Desafortunadamente, este verano no he tenido ocasión de ver a ningún macho con plumaje nupcial, como sí ocurrió el año pasado.


El torcecuellos (Jynx torquilla) es un piciforme atípico y discreto. A punto de marchar hacia África, el de la foto parecía apurar su estío buscando y capturando apetitosas hormigas. La instantánea es muy mala, lo sé, pero creo que merecía la pena colgarla. La alcarreña y el blogmaster del Grupo Aegithalos insistieron en que le hiciera un hueco en el rincón. Por cierto, este útlimo me comentó que me pasara por el blog del Grupo Alula para comprobar que lo de torcecuellos no es un apelativo casual…


Equipo:
Nikon Spotting Scope RA III 82 WP
Ocular Nikon Spotting Scope WP 20-60x Zoom DS
Nikon Coolpix P5100

Imágenes recortadas y retocadas en PhotoShop

14 septiembre 2009

Los cazadores de murciélagos


El mes de febrero toca a su fin en la región montañosa de Bükk (Hungría). También lo hace el letargo hibernal de los murciélagos enanos (Pipistrellus pipistrellus) y de los nóctulos medianos (Nyctalus noctula) que comienzan a revolotear en la cueva de Istallos-kói. Los tristes protagonistas de estas líneas son algunos de los primeros. Su estado físico es deplorable; su temperatura corporal, bajísima; sus movimientos, muy lentos. Son, en definitiva, presas fáciles.


Conscientes, quizás, de su delicada situación, los murciélagos enanos comienzan a chirriar para intimidar al personal. El plan siempre les ha funcionado ante la mayoría de sus depredadores. Sin embargo, uno de ellos les acecha fuera de la cuerva… Y está dispuesto a entrar.



A pocos metros, un carbonero común (Parus major) juega traviesamente entre las ramas de un árbol. Ha sido un invierno duro y tiene hambre. Va a tener suerte... Hace escasos segundos ha escuchado la señal que tanto ansiaba. Los sonidos procedentes de Istallos-kói no dejan lugar a dudas. Los murciélagos enanos han despertado…


Un grupo de sombras entra en la cueva. Los carboneros están a punto de mostrar su lado más siniestro. Uno de los quirópteros ve como sus compañeros más indefensos son capturados por los páridos. Algunos comienzan a devorar a los murciélagos enanos en la propia cueva. Otros se los llevan fuera para degustarlos segundos después. El enano peludo observa la escalofriante escena y confía en no correr la misma suerte. Un impacto en el patagio trunca sus deseos.

Tras derribar al murciélago, el carbonero comienza a picotear su cráneo. Así empieza el banquete.


Los científicos Péter Estók y Björn Siemers pudieron comprobarlo… No se trata de aves asesinas sino de aves hambrientas. No atacarían a los quirópteros si dispusieran de otro tipo de comida. Sin embargo, ya han disfrutado de este menú en muchas otras ocasiones… Existe ya un aprendizaje, una cultura… Saben que, cuando los murciélagos enanos intentan asustar, es porque están muy asustados…


Información tomada de:
Péter Estók, Sándor Zsebok and Björn M. Siemers. Great tits search for, capture, kill and eat hibernating bats. Biology Letters (1) 59-62 2010

Agradecimientos a Björn M. Siemers

Sonido tomado de: Animal Sounds Recording (Avisoft)

Imágenes y vídeo tomadoss de:
Wikipedia
Max Planck Society
Péter Estók, Sándor Zsebok and Björn M. Siemers. Great tits search for, capture, kill and eat hibernating bats. Biology Letters
(1) 59-62 2010

10 septiembre 2009

La madre que los paridó

En la última sesión de anillamiento a la que asistí, no lo pude evitar. En una de las visitas que hicimos a las redes, iba con mi cámara y vi al carbonero (Parus major) de la foto. He de reconocerlo, tengo pasión por los páridos.

Juguetones en las ramas; cabroneros o guerrerillos en las manos del experto anillador... La madre que los paridó a todos... A pesar de su mala leche, los aceptamos, con sus virtudes y defectos... Aún sabiendo que esconden un lado oscuro y siniestro...


Breve glosario de términos y expresiones

  • Cabronero: dícese del carbonero común (Parus major) cuando éste se encuentra en manos de un anillador. Acepción acuñada por el Presidente del Grupo Aegithalos.
  • Guerrerillo: dícese del herrerillo común (Parus caeruleus) cuando éste se encuentra en manos de un anillador. Acepción acuñada por el Presidente del Grupo Aegithalos.
  • ¡La madre que los paridó!: exclamación que denota la mala leche que se gastan los integrantes de la familia Paridae. Se trata de una expresión ideada por el Blogmaster de "El rincón de Marco".

07 septiembre 2009

El musical y el cerrojillo

Hace ocho días, el Grupo Aegithalos llevó a cabo una nueva sesión de anillamiento en Ledanca (Guadalajara), cuyos detalles podéis consultar, como siempre, en el blog de este colectivo. En esta ocasión, os lo recomiendo encarecidamente para ver por donde fueron los tiros…

Como era de esperar, cayeron bastantes ejemplares de especies migratorias que se dirigen, en esta época del año, rumbo al continente africano. Entre ellos, se prestaron a ser fotografiados un joven de mosquitero musical (Phylloscopus trochilus) y otro de papamoscas cerrojillo (Ficedula hypoleuca). El cerrojillo cierra la entrada…

03 septiembre 2009

La triste historia de una marioneta color turquesa

Una sentencia de mi abuelo dice que en el mar hay todo lo que hay en la tierra y mucho más. Lechugas de mar, caballitos de mar, lirios de mar… Incluso, virus de mar…

Los cianófagos son virus de tipo bacteriófago que infectan a unas algas procariotas unicelulares que responden al nombre de cianobacterias. Si los cianófagos hablasen… ¿Se imaginan? Se encontrarían con una cianobacteria en cualquier mar u océano y le espetarían: “¿Fotosintética tú? Tú no tienes ni idea de lo que es hacer fotosíntesis. Nosotros vamos a hacer de ti una auténtica máquina de producir oxígeno”. La cianobacteria perdería así su independencia, pasando a ser esclava de los crueles instructores.

Salvo por la capacidad parlante de estos dictadores víricos, encuentros como el referido no deben distar demasiado de la realidad… Según un reciente estudio, estos virus marinos albergan en su genoma las instrucciones necesarias para generar una maquinaria fotosintética ultraeficiente, una versión mejorada del denominado fotosistema I. Al parecer, el juguetito del fago acuático no se limitaría a captar electrones de aquellas proteínas integrantes de la cadena fotosintética sino que también podría obtenerlos de otros polipéptidos, produciendo mucha más de energía.

Así, cuando una cianobacteria es infectada, su fotosistema deja de estar operativo en favor del vírico. Como resultado, la cianobacteria se transforma en una factoría verde de exacerbada productividad, quedando el resto de sus funciones celulares relegadas a un tercer plano. Es la triste historia de una marioneta color turquesa a merced de los virus del mar.



Información tomada de: NewScientist
Imágenes originales del fotomontaje tomadas de:
ProPortal of Massachusetts Institute of Technology
Zyvex Labs
Entradas relacionadas: Los alvéolos del océano