23 septiembre 2009

Anadiómene


Ríe, llora, acabas de nacer. Abre tus alvéolos a la vida. Llena de fresca brisa de otoño tus pulmones, mientras esperas al resto de estaciones.

Mira a tu alrededor con tus curiosos ojos verdes. Deja atrás tu océano amniótico y despréndete de su calor pegajoso y sofocante. Vacía de cifras y letras tus neuronas y déjate empapar por la lluvia.

Siete, ocho, nueve meses… ¿Qué más da? Ya estás aquí. Lo importante era nacer. Lo importante era aprender. Disfruta de la luz, del agua y del cielo, de la hierba, de la arena del tiempo. Juega, duerme y despierta, camina, vuela, vive.

Bésame, abrázame, dame tu mano. Te quiero.

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