Acostumbrado al amarillo icterino de los mosquiteros musicales (Phylloscopus trochilus) que había visto en las jornadas de anillamiento estivales, el mosquitero ibérico (Phylloscopus ibericus) se me antojó tostado. A pesar de su matiz otoñal, el ibérico también migra en estos días hacia tierras más cálidas para pasar allí el invierno, como ocurre con el musical y con el papialbo (Phylloscopus bonelli).
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