29 marzo 2012

La sabuesa flagelada

Buscar, capturar y esperar la señal. Son los tres cometidos para los que ha sido reclutada Euglena gracilis por el doctor Yoshinobu Baba y su equipo. Acostumbrada a la monótona vida en lagunas o charcas, la protista flagelada se ha convertido en la protagonista de una ingeniosa técnica de separación celular.


Su nuevo trabajo discurre en un nanodispositivo que consta de dos microrrecintos conectados por un canal. Euglena, maqueada en su membrana celular con anticuerpos específicos, nada en una de las microcámaras entre un océano de glóbulos rojos y blancos. Su objetivo es encontrar, en la muestra de sangre a estudiar, una o varias células que serían muy difíciles de detectar mediante otros métodos; encontrar a aquellas células que poseen en su membrana los antígenos que serán reconocidos por los anticuerpos que porta. Y no habrá lugar en este microocéano donde puedan esconderse tales células.

La aguja en el pajar de esta historia, el garbanzo negro a capturar, no es otro que la célula metastásica. Inmunosecuestrada por nuestra protista fotosintética, la perversa célula está condenada a ser detectada por el operador del dispositivo.

Un rayo de luz es la señal que espera la sabuesa flagelada. Poco queda para el desenlace. Euglena nada presurosa, huyendo la luz que parece aborrecer, hacia el oscuro microcanal. En el recinto de destino tornará a portadora de malas noticias pero, también, de grandes esperanzas. Habrá células metastásicas pero en ésta, como en muchas guerras, quien cuenta con información privilegiada, cuenta con la más poderosa de las armas.



Agradecimientos al doctor Yoshinobu Baba
Información tomada de:
Eurekalert
Imágenes originales tomadas de: Protist Information Server