12 febrero 2007

Biología de la siesta

Si, como a mi, te gusta dormir la siesta, estás de suerte. Ya tenemos un motivo para justificarnos, si es que una buena siesta necesita justificación alguna… Una cascada metabólica nos respalda (nunca mejor dicho).

De sobra es sabido que, tras una comilona, los niveles de glucemia se incrementan notablemente. Esta alta concentración de glucosa en sangre actúa sobre los canales de potasio de unas células neurosecretoras hipotalámicas muy especiales: las neuronas de orexina. ¿Qué ocurre a continuación?

Inactivación. Ese es el efecto que provoca la glucosa en su interacción con dichas células. Como consecuencia, estas neuronas dejan de secretar el neurotransmisor orexina, encargado de mantener al organismo despierto, atento, en alerta. ¿Resultado final? Una cabezadita.

Una cabezadita… Por echar una cabezadita harían cualquier cosa aquellas personas que padecen insomnio. Quizás la solución a este problema nos la dé otro trastorno del sueño totalmente opuesto: la narcolepsia. Parece ser que esta alteración se debe a una disfunción en las células receptoras de la orexina. ¿Cómo hacer frente al insomnio? Actualmente se está ensayando un compuesto que tiene la capacidad de bloquear el receptor de la orexina. Y con la orexina fuera de juego… Cabezadita.

Además de ser más efectivo que contar ovejas, éste nuevo fármaco también alarga la fase REM del sueño, hecho que repercute positivamente en los procesos de memoria… Y ahora si me disculpan…

Información tomada de: New Scientist
Narcolepsy hints at drug for insomniacs
Why we need a siesta after dinner?

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