Cuando el universo proteico extiende alguno de sus infinitos tentáculos hacia el campo de la biotecnología, cabe la posibilidad de obtener algún que otro resultado curioso… Vayan enhebrando la aguja que hoy hilamos fino; hoy dirigimos nuestra mirada hacia los trajes espaciales.
Uno de los mayores problemas que se presentan en los viajes espaciales es el suministro energético durante la misión… Paneles solares y baterías cargadas antes del despegue son las únicas armas con las que cuentan los astronautas… Quizás dando unas puntaditas…
Volvamos a la Tierra... Hace unos días, un laboratorio de Massachussets dio a conocer uno de los proyectos en los que está inmerso. La investigación que llevan a cabo radica en el empleo de una proteína, denominada prestina, en la confección de trajes espaciales. Localizada en el órgano de Corti (oído interno), la prestina tiene la capacidad de transformar pequeñas diferencias de potencial en contracciones celulares con el objetivo de amplificar la señal sonora. La ventaja de este polipéptido es que vale para un roto y un descosido ya que es capaz de funcionar de manera inversa. Dicho de otra manera, la prestina puede transformar pequeñas microvariaciones en corrientes eléctricas del orden de nanovoltios…
¿La idea? Tapizar todo el traje espacial de prestina para generar, a partir de los movimientos de los astronautas, una cantidad de electricidad suficiente para recargar pequeñas baterías. Menos da una piedra. ¿Curioso no? Pues aún hay más. Para captar de manera eficiente las nanocorrientes eléctricas se emplearían los pili de bacterias pertenecientes al género Geobacter…
Desde luego no se les puede negar la originalidad a los de Massachussets. Tampoco la ilusión… Ya se exprimen la cabeza pensando cómo lograr que todos los componentes del traje se autoensamblen… Recuerda un poco al cuento de la lechera… En cualquier caso, el futuro nos dirá si este proyecto es factible. Bueno… El futuro y el dinero.
Información tomada de: Motion-sensitive spacesuits could generate power
Uno de los mayores problemas que se presentan en los viajes espaciales es el suministro energético durante la misión… Paneles solares y baterías cargadas antes del despegue son las únicas armas con las que cuentan los astronautas… Quizás dando unas puntaditas…
Volvamos a la Tierra... Hace unos días, un laboratorio de Massachussets dio a conocer uno de los proyectos en los que está inmerso. La investigación que llevan a cabo radica en el empleo de una proteína, denominada prestina, en la confección de trajes espaciales. Localizada en el órgano de Corti (oído interno), la prestina tiene la capacidad de transformar pequeñas diferencias de potencial en contracciones celulares con el objetivo de amplificar la señal sonora. La ventaja de este polipéptido es que vale para un roto y un descosido ya que es capaz de funcionar de manera inversa. Dicho de otra manera, la prestina puede transformar pequeñas microvariaciones en corrientes eléctricas del orden de nanovoltios…
¿La idea? Tapizar todo el traje espacial de prestina para generar, a partir de los movimientos de los astronautas, una cantidad de electricidad suficiente para recargar pequeñas baterías. Menos da una piedra. ¿Curioso no? Pues aún hay más. Para captar de manera eficiente las nanocorrientes eléctricas se emplearían los pili de bacterias pertenecientes al género Geobacter…
Desde luego no se les puede negar la originalidad a los de Massachussets. Tampoco la ilusión… Ya se exprimen la cabeza pensando cómo lograr que todos los componentes del traje se autoensamblen… Recuerda un poco al cuento de la lechera… En cualquier caso, el futuro nos dirá si este proyecto es factible. Bueno… El futuro y el dinero.
Información tomada de: Motion-sensitive spacesuits could generate power
0 comentarios:
Publicar un comentario