Serengeti
no es sólo la llanura sin fin. Es imposible evocar su recuerdo sin vislumbrar
algunos árboles y matorrales desperdigados.
Famosas
son sus cinematográficas mgungas (Acacia
tortilis) que alternaban con bellos troncos retorcidos cuya especie
desconozco.
También
desconocida es la especie de este ejemplar de Cisticola, primo hermano de nuestro buitrón (Cisticola juncidis).
Bastante
singular nos pareció el árbol de las salchichas (Kigelia africana) cuyas
hojas, flores y frutos parecen pirrar a muchos vecinos del lugar.
Entre
sus asiduos parroquianos se encuentra al parecer el bulbul naranjero (Pycnonotus barbatus), de oscura careta como
el turaco enmascarado (Corythaixoides
personata).
Sombrío
antifaz llevaba el alcaudón dorsigris (Lanius
excubitoroides) y tenebroso disfraz vestía el alcaudón pío (Urolestes melanoleucus).
Algo
de sombra ocular tenía el cucal cejiblanco (Centropus
superciliosus) y negra era la ojera del sisón senegalés (Eupodotis senegalensis).
Como
negro era el lomo de aquel chacal (Canis mesomelas) que se nos quedó mirando
aquel día en Serengeti.
2 comentarios:
Me ha encantado tu blog, sobre todo, las fotografias. De todas.....me quedo con la del estornino soberbio. un saludo
Claire95, me alegro que te haya gustado el blog y las fotillos que cuelgo. Vuélvete a pasar por aquí cuando quieras.
Un saludo,
Marco
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