Nos lo pintan como uno de los animales más fieros que ha pisado la faz de la Tierra y, seguramente, esta concepción no sea muy desafortunada. Sin embargo, bajo su piel y su musculatura, escondía unos huesos de composición similar a la de los gallos y gallinas actuales... La clave está en el colágeno.
Hasta ahora, unos restos de colágeno de un mastodonte de hace 600.000 años tenían el honor de ocupar el primer puesto en el ranking de proteínas más antiguas. Hasta ahora. Otros restos de la misma proteína procedentes de un fémur de un Tyrannosaurus rex de hace 68 millones de años han conseguido arrebatar el liderazgo al paleopéptido mastodóntico.
Tras secuenciar el colágeno del saurio y compararlo en las bases de datos con el de otros organismos, se vio que existía una gran similitud con el que presentan ranas, salamandras y gallinas. No fue la única que se encontró... Parece ser que los anticuerpos que reconocen al colágeno de estas aves de corral hacen lo propio con el del temible carnívoro del Cretácico. Sin duda, una prueba más a favor de la irrefutable teoría que relaciona a aves y dinosaurios.
Hasta ahora, unos restos de colágeno de un mastodonte de hace 600.000 años tenían el honor de ocupar el primer puesto en el ranking de proteínas más antiguas. Hasta ahora. Otros restos de la misma proteína procedentes de un fémur de un Tyrannosaurus rex de hace 68 millones de años han conseguido arrebatar el liderazgo al paleopéptido mastodóntico.
Tras secuenciar el colágeno del saurio y compararlo en las bases de datos con el de otros organismos, se vio que existía una gran similitud con el que presentan ranas, salamandras y gallinas. No fue la única que se encontró... Parece ser que los anticuerpos que reconocen al colágeno de estas aves de corral hacen lo propio con el del temible carnívoro del Cretácico. Sin duda, una prueba más a favor de la irrefutable teoría que relaciona a aves y dinosaurios.
Información tomada de: NewScientist.com
Imagen tomada de: Science News
0 comentarios:
Publicar un comentario