20 julio 2008

Uy... Qué risa (III)

Seguro que han oído aquello de que tanto va el cántaro a la fuente que al final se rompe… Pues eso es lo que le ha pasado al urogallo Mansín.

Al parecer, hace cosa de diez días, pudieron verse algunas plumas de urogallo en las calles de Tarna. Eran el último legado del simpático urogallo que vivía inmerso en una absurda tragicomedia asturleonesa. Según cuentan los vecinos, un perro sin dueño, o desposeído repentinamente de él, ha sido el catalizador del cruel desenlace. Así lo confirma la necropsia que se le practicó tras haber sido recogido su cadáver por integrantes del Seprona y de la Guardería del Parque de Redes. Resulta curioso pero, en esta historia, el asesino es el único libre de culpa.

Fuente: Fapas y 20 minutos

2 comentarios:

Eanáir dijo...

Cuanta razon guardan tus palabras.

Y al final, el más necesitado es el que paga el pato. O el urogallo, en este caso.

Consecuencias enlazadas. También lo siento por el perro. Esto somos los humanos.

Marco de Mesa Cáceres dijo...

Eanáir, muchas gracias por escribir. Disfruta del verano y esfuerzate para que acae bien... Ya sabes por donde voy. Un abrazo.