Desde hace unos días, estoy inmerso en la práctica del antiguo arte del ikebana con el árbol de mi vida. Cortando ramitas... Regando con ilusión aquí y allí... Ikebaneando.
Todavía me muevo un poco en tierra de nadie pero, si ayer cortaba improductivos y les ponía FI segura, mañana haré lo propio con colitas para genotiparlas. Así pues, me encuentro redecorando mi vida como hacen los asiduos de Ikea. Y es que, dicho sea de paso, lo “ike” está de moda, aunque sea en infinitivo. Mi enhorabuena a la furia roja.
Todavía me muevo un poco en tierra de nadie pero, si ayer cortaba improductivos y les ponía FI segura, mañana haré lo propio con colitas para genotiparlas. Así pues, me encuentro redecorando mi vida como hacen los asiduos de Ikea. Y es que, dicho sea de paso, lo “ike” está de moda, aunque sea en infinitivo. Mi enhorabuena a la furia roja.
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