17 agosto 2011

Pajareando por Lanzarote

Hace un mes disfrutábamos de unos días de descanso en la isla de Lanzarote; días que aprovechamos para echar mano de nuestras lentes y pajarear un rato. Aunque era fortísimo el viento que azotaba la Conejera no se dio del todo mal el negocio. En el cuadro que cuelgo abajo figura la lista de las especies de aves de las que pudimos disfrutar en la isla.


Especial ilusión nos hizo ver en dos ocasiones a la hubara (Chlamydotis undulata) en una zona de matorral subdesértico cercana a Famara. El ansía que me invadió al intentar hacerla una foto impidió que disfrutáramos de ella tranquilamente. No ocurrió así en el caso del corredor sahariano (Cursorius cursor ssp bannermani). Una actitud más sosegada por mi parte permitió deleitarnos visualmente y conseguir alguna instantánea que más vale por el fondo que por la forma.


Deficiente es también la foto del cernícalo vulgar (Falco tinnunculus) que aparece a continuación. Sin embargo, la supera con creces la tomada a un individuo de halcón de Eleonor (Falco eleonorae) tomada a bastante distancia con la cámara compacta.


Mucho más cerca, mucho más confiado y mucho más paciente estuvo un individuo de alcaraván (Burhinus oedicnemus ssp insularum) con el que disfrutamos durante cuarto de hora. Atento a lo poco que acontecía a su alrededor pero sin parecer molestarle nuestra presencia, se prestó a ser inmortalizado cerca de donde habíamos visto al halcón.


En nuestro periplo por la isla, varias fueron las veces que pudimos ver al omnipresente alcaudón norteño (Lanius excubitor). En concreto, fotografiamos a este individuo en el barranco de Tabayesco. En las dos horas que estuvimos allí, antes de despedirnos de la isla, no se movió de su posadero. Parecía erigirse como el guardián de lo que tanto buscaba y creí que no iba a ver...


Páridos. Mis queridos páridos. Un nutrido grupo de herrerillos africanos (Cyanistes teneriffae ssp ultramarinus) jugueteaba aquí y allá en el barranco, entre higueras (Ficus carica), hinojos (Foeniculum vulgare), tabaibas dulces (Euphorbia balsamifera) y ágaves (Agave americana). Y allí se quedaron revoloteando, sin que pudiéramos postergar el encuentro con el avión que nos habría de regresar a casa.



Equipo:
Nikon Spotting Scope RA III 82 WP
Ocular Nikon Spotting Scope WP 20-60x Zoom DS
Nikon Coolpix P5100
Adaptador Nikon FSB-6

Imágenes recortadas y retocadas en PhotoShop

2 comentarios:

Arturo dijo...

Desde siempre me ha gustado observar a las aves. Ya se tratase de un simple gorrión o de alguna pequeña hurpila (me encanta su paso), pero no tengo instrucción alguna en ornitología. Cuando vivíamos en la sierra cordobesa, con mi esposa íbamos a tomar el mate junto a un cursode agua y obserbábamos zorzales (tanto el de pecho colorado como el amarillo), mixtos, jilgueros, tordos y golondrinas.
Pero, de todas las aves que alguna vez divisé, aquella que más me maravilló fue un brasita de fuego, un pajarito diminuto, vivaz y rojo brillante. En la zona de lagunas observé tanto a las garcillas, como a las gallaretas, el tero y el chajá.
Quizás te agrade leer algún libro de Guillermo Hudson, un inglés fanático de la ornitología pampeana.
Un saludo.
Arturo.

Marco de Mesa Cáceres dijo...

Hola Arturo,

Muchas gracias por la sugerencia y por tu comentario.

Un saludo,

Marco