Código rojo. Se activan las alarmas... Los efectivos del sistema inmune lidian fervientemente con un grupo de bacterias patógenas. Hace unos instantes se ha iniciado el eterno juego de estrategia en el que hay muchos más ases guardados que en la más turbia timba.
En esta silenciosa batalla, un enzima, la elastasa de los neutrófilos, ha salido de manera misteriosa de su refugio granular. Sin dejar pista alguna, se encuentra ya en el núcleo del glóbulo blanco rompiendo ciertas histonas, descompactando el ADN. Fuera, más allá de la membrana celular, continúa la lucha sin cuartel.
Volvamos al núcleo del neutrófilo… En él se está tejiendo una original estratagema que, si llega a buen puerto, podría acabar con el órdago bacteriano. A la elastasa, se ha unido otro enzima organular, la mieloperoxidasa. No parece tener sentido el intrigante cometido de este par de amigas moleculares. Ambas desenredan ávidamente la cromatina conformada por el ADN y algunas histonas. En breve, el hilo nucleotídico quedará listo para usarse. Ya no hay vuelta atrás.
Ajenas a la astucia neutrofílica, las temibles bacterias continúan mostrando sus cartas pero es demasiado tarde. Una telaraña de cromatina las atrapa, impidiéndolas seguir su lucha. Fin de la partida.
En esta silenciosa batalla, un enzima, la elastasa de los neutrófilos, ha salido de manera misteriosa de su refugio granular. Sin dejar pista alguna, se encuentra ya en el núcleo del glóbulo blanco rompiendo ciertas histonas, descompactando el ADN. Fuera, más allá de la membrana celular, continúa la lucha sin cuartel.
Volvamos al núcleo del neutrófilo… En él se está tejiendo una original estratagema que, si llega a buen puerto, podría acabar con el órdago bacteriano. A la elastasa, se ha unido otro enzima organular, la mieloperoxidasa. No parece tener sentido el intrigante cometido de este par de amigas moleculares. Ambas desenredan ávidamente la cromatina conformada por el ADN y algunas histonas. En breve, el hilo nucleotídico quedará listo para usarse. Ya no hay vuelta atrás.
Ajenas a la astucia neutrofílica, las temibles bacterias continúan mostrando sus cartas pero es demasiado tarde. Una telaraña de cromatina las atrapa, impidiéndolas seguir su lucha. Fin de la partida.
Información e imagen original tomadas de: Eurekalert
2 comentarios:
Parece una historia sacada de un comic de Spiderman... jejeje...
Que bueno volver a ver una nueva entrada en el blog!!!
Un abrazo dóctor
Muchas gracias por tu comentario, seguidor empedernido. La verdad es que el celuleo y moleculeo casi siempre resulta muy divertido...
Un abrazo,
Marco
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