Sumamente peculiares resultan ser los urogallos (Tetrao urogallus cantabricus) que habitan en la cornisa cantábrica. Su alimentación, rica en plantas del sotobosque como las arandaneras (Vaccinium myrtillus), y su vida en los hayedos (Fagus sylvatica) contrastan con los hábitos de sus congéneres europeos, moradores de bosques de coníferas. Lo de la población localizada hace un lustro en los Montes de León raya la excentricidad. Según las estimaciones preliminares elaboradas por la Universidad de León, alrededor de cuarenta galliformes pueblan esta zona, ya no circunscrita a la región eurosiberiana. Pertenecen a otra región biogeográfica, son urogallos mediterráneos, son los urogallos más sureños de toda Europa. Viven al abrigo de melojares (Quercus pyrenaica), se nutren de cistáceas, así como de bellotas y brotes de los propios melojos; soportan, al menos, un mes de sequía estival. ¿Cómo han conseguido asentarse en dicho ecosistema? ¿Deben jugar los hábitos alimenticios del urogallo cantábrico un papel importante en las estrategias de conservación de esta especie? Dicho de otro modo: ¿debemos dejar de proteger los antiguos santuarios del tetraónido porque éste pueda sustentarse gracias a diferentes tipos de alimentos y vivir en otros bosques? Obviamente, no. Puede que el urogallo guste de bellotas o de arándanos, puede que sea capaz de soportar un verano más seco pero, para que podamos encontrarlo en hayedos, pinares y melojares, debemos conservar todos estos hábitats, deben existir todos estos hábitats. Desvelar el refugio leonés donde se esconden es una decisión peliaguda, es poner a estos urogallos en el punto de mira. Sin embargo, es también incrementar el valor de esos melojares, es contar con una baza más para hacer fuerza y que pasen a formar parte de un área protegida, es salvaguardar una especie en peligro de extinción y erigirla como bandera para defender su propio territorio, un territorio que es, en definitiva, el de otras muchas especies menos mediáticas.
Información tomada de: El Mundo
Imágenes tomadas de: El Mundo, Wikipedia y Vanesa de las Heras Bravo
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