13 julio 2010

De vuvuzelas y gualdas

Vuvuzela. Es el curioso nombre acuñado para una pequeña planta bulbosa recientemente descubierta en una provincia sudafricana. Perteneciente a la familia de las iridáceas, la vuvuzela (Moraea vuvuzela) cuenta con un gineceo infundibuliforme, semejante a las sonoras trompetas sudafricanas cuyos ecos aún retumban en nuestros tímpanos. Dicho elemento floral ha sido el que ha inspirado a los miembros del Instituto Nacional de Biodiversidad de Sudáfrica (SANBI). No es algo casual. Al parecer, el establecimiento de tal denominación forma parte de un acuerdo entre dicho organismo y la Agencia Alemana de Cooperación Técnica (GTZ), entidad que ya colaboró con el gobierno sudafricano en los preparativos del Mundial de fútbol conquistado por la Roja. El SANBI recibirá, por tanto, una inyección económica que ayudará a preservar especies amenazadas y en peligro de extinción, entre ellas, la propia vuvuzela. Sea la iridácea el broche botánico a esta competición pero no a este artículo…


De igual manera que resuenan todavía en nuestros oídos las vuvuzelas, también ondean fervientes en nuestras retinas los colores furiosos de la campeona del mundo. Que si importante es el poderío y la fuerza del rojo no menos lo es el dorado del amarillo gualda. Muchos desconocen, como yo hasta hace poco, que la tonalidad áurea de nuestra bandera se conseguía a partir de un tinte de elaboración artesanal. Este colorante se obtenía por cocción de la gualda (Reseda luteola), una especie bastante común que gusta de bordes de senderos, campos de cultivo o tierras baldías. La gualda posee unas espigas verde amarillentas en las que hacen piña unas flores humildes, discretas, sencillas, que se me antojan alegorías del veintitrés titular.



Información tomada de:
Afrol News
Imágenes tomadas de: El Mundo y Wikipedia

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