En las profundidades del Mediterráneo, al sur de Grecia, se encuentra uno de los muchos hades marinos de nuestro planeta. Ausencia total de oxígeno, oscuridad, hipersalinidad… Un asfixiante caldo aderezado con sulfuros venenosos; un inhóspito microcosmos del que se creía que sus únicos moradores eran bacterias, protozoos y otros seres unicelulares.
Los habitantes inesperados de este tétrico ambiente son unos diminutos animales pertenecientes al grupo de los loricíferos, tres nuevas especies de los géneros Spinoloricus, Rugiloricus y Pliciloricus. Un análisis minucioso revela que nuestros pequeños amigos no presentan las mitocondrias convencionales que, en condiciones normales, generan energía gracias a la intervención del oxígeno. En su lugar, existen unas estructuras que recuerdan a los hidrogenosomas presentes en protozoos. Este otro tipo de orgánulo celular, sepultado por el olvido evolutivo en el resto de animales, parece haber sido rescatado por estos loricíferos y desempolvado para su uso. Al parecer, el rescate de la citada maquinaria celular era un trámite inevitable. Algunos animales, valga el caso del mejillón (Mytilus edulis), son capaces de poner en funcionamiento, de manera transitoria, un metabolismo anaeróbico donde el oxígeno no es necesario. Aficionados… Estos loricíferos viven bajo dichas condiciones durante toda su vida. En cualquier caso, no seré yo el que me sumerja en los abismos para comprobar si son los únicos insconcientes del reino animal.
Información tomada de: NewScientist
Imágenes del fotomontaje e imagen tomadas de: Roberto Danovaro, Antonio Dell'Anno, Antonio Pusceddu, Cristina Gambi, Iben Heiner and Reinhardt Møbjerg Kristensen. The first metazoa living in permanently anoxic conditions. BMC Biology 2010
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