03 febrero 2010

Las copias perdidas

Érase una y mil veces, una legión de retrovirus que infectó a nuestros ancestros. Para poder replicarse y formar nuevos nanoejércitos, se hizo preciso que su material genético se incorporara a nuestro genoma. Las copias generadas se encapsularon dentro de envolturas proteicas, liberándose millares de unidades víricas a los extramuros celulares. Así fue durante millones de años y así seguirá siendo si esta estrategia continúa suponiéndoles una ventaja evolutiva y nuestras células no encuentran modo de evitarlo, tarea nada baladí. Valga el caso del virus de la inmunodeficiencia humana.

Muchos son, por tanto, los retrovirus que nos han invadido a lo largo de nuestra historia evolutiva. Muchas, también, las copias perdidas que quedaron diseminadas a lo largo de nuestro genoma, tras la marcha de estos y otros tipos de virus. Cicatrices moleculares con genes víricos que, en algunos casos, resultaron ser provechosos con el paso del tiempo.

Alojado en el séptimo cromosoma, el gen de la sincitina-1 codificó antaño para una proteína de la envoltura de un retrovirus. El destino le tendría reservado, entre otros menesteres, convertirse en uno de los genes esenciales para el desarrollo de la placenta humana. No trabaja solo. Al menos otros siete genes de herencia vírica juegan también un papel importante en la formación de dicha estructura.

Por otra parte, algunos de estos antiguos centinelas parecen querer rememorar aquella época gloriosa en la que estuvimos a su merced, bajo su imperio dictatorial. El gen de la beta-globina, componente de la famosa hemoglobina, es uno de los numerosos vasallos regulados por una de esas copias de la vieja guardia.

Infantes de otra era; secuencias fósiles que se aplicaron el cuento aquel de renovarse a morir. Y nosotros, encantados.



Información tomada de: NewScientist
Imágenes del fotomontaje tomadas de:
University of Toronto
Molecular Station
Todos somos contingentes

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Como siempre, muy interesante dóctorrr!!!
Se acaban los estudios e inevitablemente se olvidan muchas cosas; uno se centra en lo que más le gusta, en su trabajo, etc... Sin embargo es un placer recordar la biología molecular de manos de este blog...
Me ha quedado una duda con el gen de la sincitina-1, que después de codificar la proteina para la envolutura de un retrovirus pasó a intervenir en la formación de la placenta... pero... y antes de que esto fuera así, ¿estaría la formación de la placenta dirigida por otros genes? ¿o quizá los mamíferos placentarios surgieron a partir de entonces?... es algo como lo de ¿quien fue primero, el huevo o la gallina?... ;) (desde la ignorancia)
Un abrazo

Marco de Mesa Cáceres dijo...

Gracias fiel seguidor de este vuestro blog.

Pues parece ser que este retrovirus en concreto dejó su legado hace 40 millones de años y los primeros mamíferos placentarios aparecieron hace 125. Así que, sí, tuvo que haber otros genes implicados en ese lapso de tiempo y es probable que algunos sigan haciendo su trabajo hoy en día. Al fin y al cabo, en el desarrollo embriológico de una estructura dada entran en juego muchos genes. No sé si en este caso concreto, el gen de la sincitina-1 supone una mejora en la regulación o si vino a sustituir a otros genes. Lo que está claro es que tiene que haber muchísimos placentarios que carezcan de este gen en su pool génico ya que en ese intervalo de 85 millones de años tuvo que haber una considerable biodiversificación en ese grupo.

En cualquier caso, lo que me interesaba era resaltar esa interesante herencia que ha llegado hasta nuestros días.

Un abrazo.

Marco

Paroaria dijo...

Marco:

Bueno el comentario de este artículo. Es interesante y casi inevitable imaginar las innumerables conbinaciones genéticas posibles y beneficios evolutivos para los hospedadores. Innumerables genes víricos aún no descubiertos es seguro que forman nuestro genoma y el de muchos organismoso. Otro ejemplo es el de algunas plantas que son más preciadas en sus variedades variegadas (o disciplinadas), característica otorgada por ciertos virus y plásmidos, si bien no recuerdo particularmente ningún caso, se que los he leído por algún articulo.

Saludos

Marco de Mesa Cáceres dijo...

Sí, yo también he oído hablar del efecto de variegado producido por virus en algunas plantas de jardinería, por ejemplo.

Gracias por tu comentario, Paroaria.

Marco

Eanáir dijo...

Genial entrada, Marco. Enhorabuena.

Marco de Mesa Cáceres dijo...

Gracias Eanáir,

Me alegro de que te haya gustado el artículo.

Un saludo,

Marco