El pasado 2 de octubre, la Universidad de Harvard (Cambridge, Reino Unido) se vistió de gala para celebrar la ceremonia de los premios Ig Nobel, versión opuesta a los prestigiosos galardones suecos. En la categoría de Biología, se premió a un grupo de investigadores franceses que demostró hace 8 años que la pulga que parasita a los perros (Ctenocephalides canis) salta más que la de los gatos (Ctenocephalides felis felis).
Desde su primera edición en 1991, estos galardones concedidos por la revista “Annals of Improbable Research” han premiado un gran número de estudios relacionados con el mundo animal en la categoría citada. El año pasado, sin ir más lejos, se premió a una holandesa por llevar a cabo un minucioso censo de los artrópodos, bacterias, algas, helechos y hongos que podemos encontrar en nuestras camas. Y hace dos años, un compatriota suyo también lo fue por probar la atracción de las hembras del mosquito Anopheles, transmisoras de la malaria, por el olor de nuestros pies.
El universo odorífero también dio una alegría a un grupo de investigadores y firmas internacionales en 2006. Estos se dedicaban al estudio de los olores generados por 131 especies de ranas estresadas.
Los que no sé si se estresaron, pero desde luego que pasaron vergüenza, fueron el grupo de arenques (Clupea harengus) que sirvieron como modelo experimental para explicar que los integrantes de esta especie se comunican mediante flatulencias.
Mención aparte merece el estudio noruego acerca de los efectos del ajo, la cerveza “ale” y la nata agria en el apetito de las sanguijuelas (Hirudo medicinalis).
Los dos siguientes premios, también otorgados en la categoría de Biología, yo los hubiera metido en Psiquiatría Animal pero como no me llamaron para el jurado… El primero de ellos, en 2003, se falló a favor de un investigador holandés por documentar el primer caso de necrofilia homosexual en un ánade real (Anas platyrhynchos). El segundo, en 1999, se otorgó a un investigador del Gettysburg College por comprobar el estado de felicidad que le confería la administración de Prozac a un grupo de almejas (Sphaerium striatinum).
No me gustaría dejarme en el tintero dos investigaciones premiadas en otras categorías. En 2006, se concedió un premio extraordinario de Ornitología a un grupo de científicos por explicar por qué el pito crestado (Dryocopus pileatus) no sufre dolores de cabeza. Lo que si debió dolerle, y mucho, fue el dedo a un paciente galés que se lo machacó. El examen y el seguimiento de su cuadro clínico por parte de dos doctores valió un premio Ig Nobel de Medicina hace diez años. Al parecer, la susodicha falange estuvo oliendo a podrido durante cinco años.
Información tomada de: Wikipedia
Imágenes tomadas de: Merck Veterinary Manual y Wikipedia
Desde su primera edición en 1991, estos galardones concedidos por la revista “Annals of Improbable Research” han premiado un gran número de estudios relacionados con el mundo animal en la categoría citada. El año pasado, sin ir más lejos, se premió a una holandesa por llevar a cabo un minucioso censo de los artrópodos, bacterias, algas, helechos y hongos que podemos encontrar en nuestras camas. Y hace dos años, un compatriota suyo también lo fue por probar la atracción de las hembras del mosquito Anopheles, transmisoras de la malaria, por el olor de nuestros pies.
El universo odorífero también dio una alegría a un grupo de investigadores y firmas internacionales en 2006. Estos se dedicaban al estudio de los olores generados por 131 especies de ranas estresadas.
Los que no sé si se estresaron, pero desde luego que pasaron vergüenza, fueron el grupo de arenques (Clupea harengus) que sirvieron como modelo experimental para explicar que los integrantes de esta especie se comunican mediante flatulencias.
Mención aparte merece el estudio noruego acerca de los efectos del ajo, la cerveza “ale” y la nata agria en el apetito de las sanguijuelas (Hirudo medicinalis).
Los dos siguientes premios, también otorgados en la categoría de Biología, yo los hubiera metido en Psiquiatría Animal pero como no me llamaron para el jurado… El primero de ellos, en 2003, se falló a favor de un investigador holandés por documentar el primer caso de necrofilia homosexual en un ánade real (Anas platyrhynchos). El segundo, en 1999, se otorgó a un investigador del Gettysburg College por comprobar el estado de felicidad que le confería la administración de Prozac a un grupo de almejas (Sphaerium striatinum).
No me gustaría dejarme en el tintero dos investigaciones premiadas en otras categorías. En 2006, se concedió un premio extraordinario de Ornitología a un grupo de científicos por explicar por qué el pito crestado (Dryocopus pileatus) no sufre dolores de cabeza. Lo que si debió dolerle, y mucho, fue el dedo a un paciente galés que se lo machacó. El examen y el seguimiento de su cuadro clínico por parte de dos doctores valió un premio Ig Nobel de Medicina hace diez años. Al parecer, la susodicha falange estuvo oliendo a podrido durante cinco años.
Información tomada de: Wikipedia
Imágenes tomadas de: Merck Veterinary Manual y Wikipedia
2 comentarios:
Buen blog el tuyo, pásate por el mío, seguro que te gustará.
Saludos desde:
http://cinemaworldycomics.blogspot.com
Hola Anwar,
Antes de nada quería darte las gracias por visitar el Rincón. Ya me he pasado por tu blog aunque lo miraré más detenidamente. Te he dejado un votillo, para que vaya subiendo la cosa.
Un saludo.
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