(Artículo escrito para una clase de Biología Molecular)
miRNAs: LAS TERMITAS RIBONUCLEICAS
mRNAs... ¿Qué sería de los cuentacuentos ribosomales sin sus libros celulares? Algunos están disponibles, para los orgánulos cuentistas, durante largos periodos de tiempo. Otros, sin embargo, tienen una vida efímera... Su rápida degradación es mediada por unas termitas ribonucleicas que reciben el nombre de microRNAs (miRNAs).
Y es que, en esta gran biblioteca que es la célula, cada mensajero goza de un tiempo de vida diferente. Los más longevos, se traducen en proteínas constitutivas. Los otros, por el contrario, surgen como respuesta a un estímulo puntual. ¿Cuáles son las claves de este logro evolutivo?
Todo se reduce, y es mucho reducir, a un complejo sistema postranscripcional, basado en la degradación del mRNA; a un tablero molecular en el que elementos en cis y trans se convierten en peones. Pero la célula siempre aguarda divertida, con ases escondidos en alguna parte de su citosol, dispuesta a todo para sorprendernos una y otra vez... Y esta vez, no fue una excepción...
Los miRNAs irrumpieron, a principios de los noventa, en el campo de la Biología Molecular. Aunque su tamaño ronda la veintena de nucleótidos, su papel biológico es esencial y, hasta hace poco, insospechado. Asociados a proteínas, los miRNAs cumplen la función de regular negativamente a los mensajeros... Para ello, aparean con secuencias de éstos que sitan, normalmente, en la región 3’UTR. A grandes rasgos, podríamos decir que, si la complementariedad es total, se produce la degradación del mRNA. Si, por el contrario, la complementariedad es parcial, se produce una represión de la traducción. El ejemplo más conocido de estas secuencias en cis es el de los elementos AREs (elementos ricos en adenina y uracilo). Su apareamiento con un mRNA complementario desencadena la degradación del mensajero. Esto ocurre así normalmente, pero no siempre...
Cambiemos de tercio... Supongamos que un estímulo llega a la célula de manera puntual... Como resultado, se produce la expresión de diferentes mRNAs y proteínas. Dicha expresión debe ser de carácter instantáneo, en respuesta al estímulo dado. Ahí es donde entran en juego nuestras termitas celulares, mediando la deadenilación, eliminación del cap y degradación del mensajero, en la mayoría de casos. Además, los oligonucleótidos nacientes parecen actuar como nuevas termitas, hecho que genera una rápida amplificación del proceso... Bien podríamos tildar el proceso de guadaña celular. Ahora bien, ¿de dónde proceden estos pequeños ácidos ribonucleicos?
Su transcripción se produce a partir de zonas intergénicas... O de los relegados intrones... En algunos casos, interviene la RNA polimerasa II. En otros, el proceso es desconocido... Por último, para adquirir su forma activa, el transcrito ha de ser procesado, trabajo del que se encarga, normalmente, la enzima Dicer. Es en este momento cuando el miRNA se convierte en el azote de algunos mRNAs celulares. Pero... ¿De qué células estamos hablando?
Hasta ahora, tan sólo se ha documentado la existencia de miRNAs en células eucariotas. ¿Existirán en arqueas y eubacterias? Por otra parte, se empiezan a discernir implicaciones de estos “bichejos” en la biología del desarrollo y en la defensa ante patógenos. ¿Qué más roles desempeñan?
miRNAs: LAS TERMITAS RIBONUCLEICAS
mRNAs... ¿Qué sería de los cuentacuentos ribosomales sin sus libros celulares? Algunos están disponibles, para los orgánulos cuentistas, durante largos periodos de tiempo. Otros, sin embargo, tienen una vida efímera... Su rápida degradación es mediada por unas termitas ribonucleicas que reciben el nombre de microRNAs (miRNAs).
Y es que, en esta gran biblioteca que es la célula, cada mensajero goza de un tiempo de vida diferente. Los más longevos, se traducen en proteínas constitutivas. Los otros, por el contrario, surgen como respuesta a un estímulo puntual. ¿Cuáles son las claves de este logro evolutivo?
Todo se reduce, y es mucho reducir, a un complejo sistema postranscripcional, basado en la degradación del mRNA; a un tablero molecular en el que elementos en cis y trans se convierten en peones. Pero la célula siempre aguarda divertida, con ases escondidos en alguna parte de su citosol, dispuesta a todo para sorprendernos una y otra vez... Y esta vez, no fue una excepción...
Los miRNAs irrumpieron, a principios de los noventa, en el campo de la Biología Molecular. Aunque su tamaño ronda la veintena de nucleótidos, su papel biológico es esencial y, hasta hace poco, insospechado. Asociados a proteínas, los miRNAs cumplen la función de regular negativamente a los mensajeros... Para ello, aparean con secuencias de éstos que sitan, normalmente, en la región 3’UTR. A grandes rasgos, podríamos decir que, si la complementariedad es total, se produce la degradación del mRNA. Si, por el contrario, la complementariedad es parcial, se produce una represión de la traducción. El ejemplo más conocido de estas secuencias en cis es el de los elementos AREs (elementos ricos en adenina y uracilo). Su apareamiento con un mRNA complementario desencadena la degradación del mensajero. Esto ocurre así normalmente, pero no siempre...
Cambiemos de tercio... Supongamos que un estímulo llega a la célula de manera puntual... Como resultado, se produce la expresión de diferentes mRNAs y proteínas. Dicha expresión debe ser de carácter instantáneo, en respuesta al estímulo dado. Ahí es donde entran en juego nuestras termitas celulares, mediando la deadenilación, eliminación del cap y degradación del mensajero, en la mayoría de casos. Además, los oligonucleótidos nacientes parecen actuar como nuevas termitas, hecho que genera una rápida amplificación del proceso... Bien podríamos tildar el proceso de guadaña celular. Ahora bien, ¿de dónde proceden estos pequeños ácidos ribonucleicos?
Su transcripción se produce a partir de zonas intergénicas... O de los relegados intrones... En algunos casos, interviene la RNA polimerasa II. En otros, el proceso es desconocido... Por último, para adquirir su forma activa, el transcrito ha de ser procesado, trabajo del que se encarga, normalmente, la enzima Dicer. Es en este momento cuando el miRNA se convierte en el azote de algunos mRNAs celulares. Pero... ¿De qué células estamos hablando?
Hasta ahora, tan sólo se ha documentado la existencia de miRNAs en células eucariotas. ¿Existirán en arqueas y eubacterias? Por otra parte, se empiezan a discernir implicaciones de estos “bichejos” en la biología del desarrollo y en la defensa ante patógenos. ¿Qué más roles desempeñan?
Poco queda más que decir que no sean datos moleculares, aplicaciones médicas o imaginación de éste que escribe. La historia del mensajero toca a su fin pero, sin duda, se volverá a repetir... Pero no será en estas líneas... Ha llegado el momento: la biblioteca celular ha cerrado sus puertas... Vuelva usted mañana.
3 comentarios:
Hola Marco, como te va? Enhorabuena por eso que te hace tan feliz. Me alegro mucho por ti.
Te queria comentar que el sistema de busqueda de tu blog me parece que no funciona. Me echa a google siempre. Y hay algo (quizas con flash?) que vuelve un poco loco a mi navegador. Enlentece mucho la lectura.
Un abrazo!
Alberto
Hola Alberto,
¿Cómo estás? Me alegra saber de ti.
Tienes razón en lo del buscador, hay algún problema con él. Por otra parte, dejé de escribir en el rincón hace más de un año. Ahora dedico parte de mi tiempo libre a hacer diseños de temática biológica para camisetas y otros artículos: "by ribosoma · biological designs". Los puedes ver en facebook.com/byribosoma. Quizás algún día retome mi faceta más "literaria" pero ahora me apetece "probar" cosas nuevas, tocar otros canales de divulgación de la Biología. Me alegro mucho de volver a hablar contigo.
Un abrazo,
Marco
Felcitaciones por tan lindo Blog Marco, recién lo descubro luego de tanto tiempo pero ya lo agargo a mis enlaces en mi Blog (desde Mendel hasta las moléculas)
Saludos y un abrzo por tu esfuerzo!!
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