El pasado fin de semana hicimos una pequeña escapada al Parque Natural de las Sierras de Cazorla, Segura y las Villas. El sábado por la mañana recorrimos la atractiva ruta que remonta el río Borosa, desde algo antes del denominado Charco de la Cuna hasta la Cerrada de Elías.
Precisamente en dicha cerrada, o curso arriba, se truncó el destino de una cabra montés (Capra pyrenaica) cuando se precipitó a las aguas del Borosa. Todo senderista pudo ver cómo su cuerpo inerte era retenido por un par de rocas y golpeado sin cesar por la corriente. Un triste final...
Triste final, también, el que deben sufrir los insectos a manos, o a hojas, de la grasilla de Cazorla (Pinguicula vallisneriifolia), endémica de la zona. Las víctimas de esta planta carnívora son digeridas tras quedarse pegadas en sus hojas. La merendola le reporta a la pinguícula un suplemento de nitrógeno nada desdeñable que, de otra manera, le sería difícil conseguir en las paredes rocosas de la Cerrada de Elías.
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