Hace meses, ya lo vi, cruzando fugazmente de copa a copa. No supe lo que era hasta que lo encontré en otra ocasión. Lo pude ver tres, cuatro, cinco, varias veces más. Y de repente desapareció.
La semana pasada volvió a aparecer en el mismo lugar de siempre. En la jornada de anillamiento del pasado domingo, mostré como prueba una foto hecha con el móvil, que dejaba mucho que desear. Alentado por mi pajarera alcarreña, por algunos de los asistentes dominicales y por mi “lab technician chief”, me propuse captar al esquivo protagonista de esta entrada. Quizás no volviera a aparecer en meses… Pero hubo suerte.
Un mirlo blanco (Turdus merula) ha añadido emoción a mis mañanas de esta semana, de camino al trabajo. Como se puede ver en las fotografías, este ejemplar es uno más entre los suyos. Sus ojos y parte de su plumaje presentan la coloración negra habitual por lo que se puede concluir que este individuo es de carácter leucístico. Dicho de otra manera: su organismo, es capaz de sintetizar melanina, el pigmento que otorga la tonalidad oscura, pero, por alguna razón, la expresión queda inhibida en la mayoría de su plumaje. Si fuera incapaz de sintetizarla, nos encontraríamos ante un ejemplar albino y, por tanto, completamente blanco.
Espero que disfrutéis de las imágenes a pesar de su insuficiente calidad. Dada su excepcionalidad, no he podido ni he querido resistirme a hacerlas un hueco en el rincón.
La semana pasada volvió a aparecer en el mismo lugar de siempre. En la jornada de anillamiento del pasado domingo, mostré como prueba una foto hecha con el móvil, que dejaba mucho que desear. Alentado por mi pajarera alcarreña, por algunos de los asistentes dominicales y por mi “lab technician chief”, me propuse captar al esquivo protagonista de esta entrada. Quizás no volviera a aparecer en meses… Pero hubo suerte.
Un mirlo blanco (Turdus merula) ha añadido emoción a mis mañanas de esta semana, de camino al trabajo. Como se puede ver en las fotografías, este ejemplar es uno más entre los suyos. Sus ojos y parte de su plumaje presentan la coloración negra habitual por lo que se puede concluir que este individuo es de carácter leucístico. Dicho de otra manera: su organismo, es capaz de sintetizar melanina, el pigmento que otorga la tonalidad oscura, pero, por alguna razón, la expresión queda inhibida en la mayoría de su plumaje. Si fuera incapaz de sintetizarla, nos encontraríamos ante un ejemplar albino y, por tanto, completamente blanco.
Espero que disfrutéis de las imágenes a pesar de su insuficiente calidad. Dada su excepcionalidad, no he podido ni he querido resistirme a hacerlas un hueco en el rincón.
2 comentarios:
Enhorabuena por este extraordinario avistamiento dóctorrr.
Ya veo que como buen biólogo molecular no has podido resistirte a contarnos la diferencia entre un individuo leucístico y otro albino, jeje... ;); pues muchas gracias porque algunos no teníamos ni idea...
un abrazo
Muchas gracias por tu comentario.
He de decir que he intentado plasmar la diferencia que creo que estriba entre un individuo albino y otro leucístico, después de haber navegado un rato por la red. Si no estoy en lo cierto, agradecería cualquier aclaración.
Un abrazo.
Marco
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