Érase una vez unos diabólicos entes deformes que sembraban el caos aquí y allá. Otrora los priones fueron proteínas mas un día sus caminos torciéronse y torcidos torcieron el destino de muchas células. Y hasta a las vacas tornaron locas.
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Pero como nada es blanco y nada es negro, sino todo lo contrario, se supo un día de un prión redimido que salvó, y salva aún hoy en día, a muchas células. Permítanme, antes de continuar, que desempolve al que fue, es y será el diminuto abanderado de este rincón: el cuentacuentos ribosomal.
El viejo orgánulo lee, hasta donde sabíamos, una determinada región del mensajero de acuerdo a sus ancestrales códigos. Sin embargo, bajo condiciones ambientales extremas, el ribosoma de Saccharomyces cerevisiae ve como uno de sus asistentes proteicos muta a benévolo ente deforme.
El renovado ayudante deja así de marcar el inicio y final de la lectura; el cuentacuentos, por su parte, lee íntegro los mensajeros de pe a pa, generándose una nueva colección proteica que, con un poco de suerte, ayudará a enfrentarse al nuevo ambiente e incrementará la supervivencia celular. Y si perduran las vacas flacas, los deformes asistentes pasarán a la descendencia, se perpetuarán.
Nada de modificaciones genéticas. Nada de modificaciones epigenéticas. Intrigante, fascinante. Hay quien dice que es un nuevo tipo de evolución... Dejémoslo en estrategia adaptativa, que ya es mucho.
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Información tomada de: NewScientist
Imágenes originales tomadas de:
Protein Data Bank
Lannyland
InternetPhotos
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Pero como nada es blanco y nada es negro, sino todo lo contrario, se supo un día de un prión redimido que salvó, y salva aún hoy en día, a muchas células. Permítanme, antes de continuar, que desempolve al que fue, es y será el diminuto abanderado de este rincón: el cuentacuentos ribosomal.
El viejo orgánulo lee, hasta donde sabíamos, una determinada región del mensajero de acuerdo a sus ancestrales códigos. Sin embargo, bajo condiciones ambientales extremas, el ribosoma de Saccharomyces cerevisiae ve como uno de sus asistentes proteicos muta a benévolo ente deforme.
El renovado ayudante deja así de marcar el inicio y final de la lectura; el cuentacuentos, por su parte, lee íntegro los mensajeros de pe a pa, generándose una nueva colección proteica que, con un poco de suerte, ayudará a enfrentarse al nuevo ambiente e incrementará la supervivencia celular. Y si perduran las vacas flacas, los deformes asistentes pasarán a la descendencia, se perpetuarán.
Nada de modificaciones genéticas. Nada de modificaciones epigenéticas. Intrigante, fascinante. Hay quien dice que es un nuevo tipo de evolución... Dejémoslo en estrategia adaptativa, que ya es mucho.
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Información tomada de: NewScientist
Imágenes originales tomadas de:
Protein Data Bank
Lannyland
InternetPhotos
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