Hace veinte días estuve en una boda. Los novios estaban
felices, radiantes. Hicieron propio aquel veintisiete como si siempre hubiera
sido suyo. La emoción les inundaba al mirarse, al besarse, al bailar…
Hace veinte días estuve en una boda. Los invitados
comentaban que no faltaba detalle. Más que una boda era una inmensa caja de
sorpresas que se sucedían a ritmo frenético, un baúl de ilusiones. Uno de los
asistentes dijo que parecía la boda de Willy Wonka.
Hace veinte días estuve en mi boda, en nuestra boda.
Hace veinte días viví el día más maravilloso que ha existido
hasta la fecha.
En pasado, presente y futuro, y más allá de todos los
tiempos verbales, te quiero.