Me llega hoy una fotografía, vía correo electrónico, de un zorzal, yo diría que común (Turdus philomelos), que creo que merece ser publicada. Los varios metros que separaban a la intrépida fotógrafa, ventana de por medio, del túrdido que se paseaba alegremente por el Real Jardín Botánico Juan Carlos I (Universidad de Alcalá) no le han impedido tomar la instantánea, a pesar de contar tan sólo con una cámara compacta. Me consta que la autora de la imagen no goza completamente del usufructo del equipo de digiscoping que posee su compañero sentimental debido a la avaricia ornitológica que inunda al susodicho en sus salidas al campo. De vergüenza.